FiTCaR2005
Viernes
La feria se proyectaba como un gran evento, invitándonos a conocer a Venezuela y como un acercamiento entre empresarios del turismo, espacios turísticos locales y los turistas en si. Yo en mi rol de ciudadano común y con un gran interés en el turismo local decidí invertir la tarde del viernes 7 en ir a la feria, llevándome la nada grata sorpresa de la mega cola que llevaba horas de gestada en los alrededores del Cubo Negro; aun así busco incorporarme a ella entre 4 y 5 de la tarde, pero desistí con gran desanimo al ver que ésta iba alrededor de la cuadra, obligándome esperar que las 400 personas delante de mi entrar. Simplemente lo deje así, me fui al CCCT (que tenia el triple de transito de lo habitual) y almorcé con Mary.
Sábado
Pero mi interés por la feria, ahora sumado a la curiosidad que me había causado el movimiento de personas el día anterior, me invitaron a aventurarme temprano por la mañana a ver de que se trataba todo esto. Cuando llegamos a la cola cerca de las 11am estaba bastante mas lejos del final de la cola que la del viernes; estaba en plena avenida entre el Eurobuiding y el Guaire. Tanta gente reunida por esa zona, con ropa sport y la calle trancada te hacia pensar que estabas en una marcha. Luego de unos 30 minutos ahí, tras soportar el maltrato de los guardias al entrar (separando groseramente a hombre y mujeres) ya estábamos dentro, con nuestras respectivos barcode pegados al pecho.
Banderas de otros países, una suerte de chozas, carpas y demás llenaban los espacios dispuestos para la exposición, llena de compatriotas y extranjeros ansiosos de llenar sus bolsas de souvenirs e irse a casa tranquilos, porque eso fue el Fitcar. Para mi fue un fraude, hice una cola de unos 20 minutos mas para entrar a uno de los pabellones, y al imaginar que tendría que hacer esto para cada exposición fue suficiente para pararme e irme. Si alguno de ustedes fue, saben a que me refiero. Aun con las atracciones, las tablas para deportes extremos, la cuerda para saltar y los inflables infantiles, todo fue una cola. Parecía una prueba para ver si a los venezolanos les gustaba hacer colas, y los resultados del estudio no dejan de sorprenderme.
Salí con mi cotillon en mano, que no tenía más que una visera y la ley de turismo, que te lo daban al entrar. Más nada. A pesar de no haber visto ninguna manifestación chavista (boinas, gorras, franelas, pendones del MVR o afines) no me queda duda en afirmar que la revolución ganó. Y lo peor es que estuve ahí, en primera fila para verlo.
P.S.: El zeppelin fue lo mejor